Los acontecimientos de 2020 aceleraron las tendencias hacia la distribución digital en deportes y esports, y el streaming se ha convertido ahora en la forma dominante de consumo de contenidos en estos valiosos mercados. Ahora más que nunca, deben incrementarse las medidas de protección de contenidos para salvaguardar los ingresos y la reputación de los titulares de derechos, los estudios y los servicios directos al consumidor.
Con la interrupción de la asistencia de espectadores a populares eventos deportivos y torneos presenciales de esports, las retransmisiones en directo están alcanzando audiencias de proporciones sin precedentes. En definitiva, la distribución relacionada con los deportes nunca ha sido un objetivo más jugoso para los piratas de vídeo.